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Uñas como indicador de enfermedad

Sabemos que las uñas son estructuras esenciales, consideradas anexas de la piel, ubicadas en las falanges distales de los dedos de manos y pies. Dentro de sus funciones vamos a tener las del tacto, protección e importantes actividades motoras como abotonarse o recoger objetos pequeños, por lo que sus alteraciones nos van a llevar a problemas no solo estéticos, sino también funcionales, y en algunos casos, ayudan en la identificación de signos clínicos que pueden indicar enfermedades locales o sistémicas.

Para reconocer si las uñas están enfermas, debemos conocer su anatomía y apariencia normal.

Anatómicamente, presenta una porción o pliegue proximal de piel (#1), donde justo debajo se encuentra la matriz ungular, células donde se originan propiamente las uñas. La cutícula (#2) que sella la uña para que no haya espacios, protegiendo de infecciones y daños a dicha matriz. Debajo de esta última, generalmente es visible una zona blanquecina en forma de media luna llamada lúnula (#3).

 

La lámina ungular que es la parte externa visible (#4), formada principalmente por una proteína fibrosa llamada queratina, que también se encuentra en la capa más superficial de la piel y el pelo, delimitada en sus bordes por los pliegues laterales, y debajo presenta el lecho ungular que contiene los vasos sanguíneos que le dan nutrición y soporte. Finalmente, el hiponiquio (#5), que es ese borde libre distal de la uña, donde ya no se encuentra apoyada por el lecho ungular.

 una histologia

 

Unas uñas sanas deben tener todas estas estructuras indemnes, sin lesiones o tumoraciones, con un crecimiento aproximado de 0.1 mm/día, siendo más rápido en las manos, pero puede variar con la edad. La lámina ungular, blancuzca, rosada y translúcida. Su apariencia y textura lisa, brillante. Su consistencia firme, con cierta dureza y su forma convexa.

 

El cambio de estas características, puede proporcionar información valiosa sobre nuestro estado de salud, por ejemplo:

 

Cambios de color en las uñas, si se presentan:

Muy blancas o verdes, pueden ser producidas por infecciones por hongos, bacterias o medicamentos.

Con manchas amarillas o en aceite, pueden indicar enfermedades como la psoriasis.

Con líneas cafés o negras (melanoniquia), puede tratarse desde lunares o característica racial normal, hasta melanoma maligno ungular

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De color azul, puede ser por contacto con metales o por algunas cardiopatías.

 

Cambios en la textura:

Como la aparición de líneas o estrías longitudinales, pueden ser propias del envejecimiento o transversales, llamadas líneas de Beau, se forman al detenerse de forma transitoria la actividad de la matriz por traumatismos o enfermedades.

 foto 3

 

Hoyuelos o pits también en la psoriasis

foto 4

 

Fisuras o desprendimientos de las uñas en su borde libre o distal, pueden ser por infecciones por hongos o presencia de tumores ungulares.

 

Cambios en la consistencia de las uñas:

Se vuelven frágiles, resecas, descamativas (onicosquisis) y quebradizas, pueden deberse a deficiencia de algunas vitaminas, uso frecuente de diferentes técnicas y esmaltes para maquillaje, exposición repetida a sustancias químicas o detergentes sin la debida protección de las manos.

 

Alteraciones en la forma:

La deficiencia de hierro puede hacer que las uñas se vuelvan cóncavas, como en forma de cuchara, fenómeno llamado coiloniquia.

foto 5

 

Mientras que cardiopatías y problemas pulmonares pueden producir uñas con incremento en su convexidad o uñas en vidrio de reloj o dedos en palillo de tambor.

 

En todos estos casos y en muchos otros, pues las alteraciones de las uñas son amplias, se recomienda siempre consultar con dermatología. Somos los profesionales idóneos en orientarlos en el diagnóstico, tratamiento y pronóstico de las alteraciones de piel, pelo y uñas.

 

Dra. Ana Isabel Garrido

Médica Dermatóloga 

 

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